Bienvenidos al Rincón de la Pluma

Queridos lectores:
Bienvenidos al rincón de la pluma, en el que yo (Julio San Román) colgaré mis historias y fantasías de vez en cuando.
Espero que disfrutéis de mis escritos.
Atentamente,
Persépolis

lunes, 12 de agosto de 2013


Los pringados pasajeros.
No sé a qué día estamos hoy
Querido desconocido:
Como habrás podido leer en mi última carta, la fastidié inmensamente con aquella chica. Conseguí que me perdonara, empezamos a salir juntos... Pero las cosas no fueron bien. Mi “pringadez” empezó a afectarla de una manera sorprendente, como una enfermedad que te ataca desde dentro. Al poco tiempo de empezar a salir conmigo (a los tres segundos concretamente) su cara fue atacada por un enjambre de acné del que pocos adolescentes se salvan. A la mañana siguiente, empezó a usar gafas y aparato y poco a poco, su ropa le fue gustando menos y la cambió por algo parecido a un hábito de monja. Lo peor fue cuando le empezaron a gustar los cómics de superhéroes y se hizo una friki. Entonces comprendí que era lo que estaba sucediendo y tuvimos que dejarlo (a los tres segundos volvió a ser una chica normal).
Por otra parte, he decidido ir de viaje a Estados Unidos en compañía de mis compañeros de clase. Aunque solo tengo un amigo, llamado Rodrigo Pérez, pensé que sería una buena experiencia para ambos. La verdad es que Rodri es un chico bastante majo, el problema es que es un poco infantil y no tiene un carácter duro y maduro como el mío.
Los problemas empezaron cuando llegamos al aeropuerto de Nueva York. Yo estaba recogiendo mi equipaje cuando de repente vi que Rodri estaba siendo arrestado por un policía del aeropuerto. Yo me asusté muchísimo y salí corriendo para advertir a la profesora, pero al oír esto, salió corriendo seguida de todos los alumnos, dejándonos a Rodri y a mí solos en el aeropuerto.
Decidí arreglar las cosas con el guarda. Me acerqué al hombre y le miré a la cara, pese a que me sacaba dos cabezas. El hombre era alto, negro, con una espalda como un armario del IKEA, pero con las puertas abiertas y tampoco pude evitar fijarme en la pistola que guardaba en su cinturón.
Le dije que era amigo de Rodrigo Pérez y que quería saber qué había pasado. Por una parte no me podía creer que Rodri estuviera metido en aquella situación, pero por otra parte pensaba que Rodri tenía cara de narcotraficante y que lo mismo había utilizado la excusa del viaje como tapadera para traficar con drogas. El guarda me miró y me dijo que lo siguiera. Genial, yo también estaba detenido.
Llegamos a una sala llena de criminales (o por lo menos a mí me lo parecieron). Porque... ¿qué sentido tiene que estén allí si no han hecho nada? Es decir, yo estaba allí y no había hecho nada... Mierda.
Me sentaron junto a Rodri. El pobre estaba llorando, así que decidí actuar como un hombre y protegerle. La táctica para salir de situaciones como esta es negar, negar y negar. Al cabo de un rato vino un poli y le preguntó:
-Aquí dice que eres español -dijo enseñándonos el pasaporte de Rodri-. ¿Eso es verdad?
El truco de siempre, negar, negar, negar.
-No -respondí yo. Rodri me miró sorprendido, tal vez porque me veía como a un héroe o por la trola que le acababa de contar.
-Sois unos niños normales que han venido de excursión ¿no? -preguntó el policía algo extrañado.
Negar, negar, negar.
-No -dije yo. Entonces el policía se fue a hablar con su superior. Seguro que creían que éramos mejicanos criminales. La verdad es que Rodrígo Pérez suena a mejicano. Cogí a Rodri del brazo y le saqué corriendo de ahí.
Nos costó algo encontrar el autobús donde estaba nuestro grupo. Cuando llegamos allí nuestros compañeros nos mostraron su alegría por vernos tirándonos piedras. Estaban tan contentos que hasta la profe se unió.
Nos llevaron a casa de nuestro compañero de intercambio. El mío por ahora es un tío guay, al que le va la música, los videojuegos y se relaciona muy bien con las chicas.
A ver qué tal me va con él.
Firmado
El héroe más pringado del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario