Bienvenidos al Rincón de la Pluma

Queridos lectores:
Bienvenidos al rincón de la pluma, en el que yo (Julio San Román) colgaré mis historias y fantasías de vez en cuando.
Espero que disfrutéis de mis escritos.
Atentamente,
Persépolis

domingo, 9 de septiembre de 2012


Entrevista a un lápiz y a “sus compañeros de estuche”.
Pregunta: Buenos días. Hoy entrevistaremos a un lápiz y a sus compañeros de estuche por separado para ver qué tal se llevan entre sí. La primera pregunta para el lápiz: ¿Qué opina de su trabajo?
Lápiz: Bueno, esa es una pregunta interesante ya que cada día se utiliza más el bolígrafo que el lápiz a la hora del estudio, pero aun así, yo sigo “siendo el amo”. Porque no en todos los libros se puede utilizar el bolígrafo. Es más, en un momento de inseguridad, es mejor utilizar el lápiz que es más fácil de borrar. 
Pregunta: Según nuestros informes, usted no mantiene una buena relación con la goma de borrar, pero en lo que me acaba de contar, usted dice que es mejor utilizar el lápiz porque se puede borrar.
Lápiz: Sí, eso es cierto. Mi relación con la goma no es buena, aunque siempre se puede mostrar un poco de trabajo en equipo para ayudar a nuestro amo y a su vez dejar en mal lugar al bolígrafo.
 Pregunta: Y su relación con el sacapuntas, ¿es buena o mala?
Lápiz: La verdad es que yo me llevo bien con el sacapuntas. ¡Qué sorpresa, ¿no?! Pero es verdad, ya que la vida de un lápiz es diferente a la de un ser humano. Los humanos sois bajitos al principio y luego sois grandes, aunque en la vejez o quedáis como pasas arrugadas y encogéis como si os hubiesen metido en lejía. Sin embargo los lápices somos altos al principio y después nos quedamos bajitos o “torpedos” como los llama mi amo. Por eso cuando voy al sacapuntas me deja como nuevo, y además, sé que voy porque mi amo me ha estado usando, con lo cual estoy contento.
Pregunta: Muchas gracias por su tiempo. Ahora entrevistaremos al archirrival del lápiz, el bolígrafo. ¿Por qué mantiene una relación tan mala con el lápiz?
Bolígrafo: Por favor, si está claro que ese tipo dentro de nada será un segundón. No sabe todavía lo de la llegada del típex. Con eso, el bolígrafo revolucionará el mundo. Él s e cree que es el amo, pero de eso nada, el amo soy yo.
Pregunta: ¿Y qué opina de la goma de borrar? ¿Y del sacapuntas?
Bolígrafo: Ese me cae bien. Odia al lápiz, le arruina el trabajo y además está blandita. Y en cuanto al sacapuntas, ¡buagh! Menudo perrito faldero. Siempre siguiendo al lápiz. Vomitaría, si pudiera.
Pregunta: Muchas gracias por su colaboración. Ahora entrevistaremos a la enemiga del lápiz, la goma de borrar.
Goma de borrar: ¿Cómo que enemiga? Tronco, aquí el malote soy. Yo soy un macho. Me parece más afeminado el “boli” ese. ¿Pero tú has visto cómo se ríe? Si parece un inglés “pijonetis”.
Pregunta: Entonces ¿afirma que no mantiene una buena relación con el bolígrafo?
Goma de borrar: Ese chaval me tiene hasta la coronilla. Según él estoy blandito ¡y no es así! ¿capichi? Y además él dice que yo le arruino el trabajo al lápiz, pero es él quien me arruina a mí el trabajo. ¡Diablos, que no le puedo borrar!
Pregunta: Vale, colega, nos vemos.
Goma de borrar: No te pases, chavalote.
Pregunta: De acuerdo, y ahora vamos a entrevistar al colega del lápiz, el sacapuntas.
Sacapuntas: Ehem, ehem, la colega del lápiz. Realmente, a mí me abría gustado llamarme Hilary, en vez de sacapuntas. ¿Sabes? Creo que algún día me casaré con el lápiz y tendremos virutas de madera que irán al cole y...
Pregunta: Si claro, pero en fin, ya hablaremos cuando el lápiz te de calabazas...
Sacapuntas: ¿Qué el lápiz me va a dar calabazas? ¿Y qué pasa con nuestras virutitas de madera?
Pregunta: Y ahora hablaremos con el fan número uno del lápiz, el portaminas. ¿Por qué eres tan fan del lápiz?
Portaminas: Bueno, yo trabajo igual que él y no sé... Creo que él hace su trabajo mejor que yo...
Pregunta: Entonces, dile que muchas gracias por la entrevista.
Portaminas: Vale...


El pringado sin el pijama de rayas.

Algún día de algún mes de algún año.
Querido desconocido:

Me vas a tener que decir tu nombre para que deje de llamarte así. Como podrás imaginar, soy el pringado de siempre. A mi querida amiga indeseable la han expulsado del colegio por escribir en la pared del gimnasio: “El sobaco del profe de Historia huele a caca de paloma.”Lo admito, fui yo. Y lo de caca de paloma es debido a una antigua historia de mi infancia.
En fin, tienes que saber que es Halloween y la verdad, a mí no me asusta. Una vez entré en la casa del terror y cuando salimos, mis amigos se habían meado del miedo, y yo me había meado de la risa. Realmente, sólo hay una cosa a la que le tengo miedo. Tengo miedo a hablar con las chicas. Exacto, mi vida es como el Titanic, iba tan bien y de repente se hundió.
Verás, yo tengo un grave problema y es que, cuando me pongo nervioso, eructo. Entonces, un día llegó una chica muy guapa, más guapa que la anterior. Fui a hablar con ella, estaba muy nervioso, estaba sudando como un pollo, incluso estaba sudando por partes por las que no sabía que se podía sudar. Me preguntaba: “¿Y qué pasa si me da plantón? ¿Y si es como la otra? ¿Darth Vaider es el padre de Luke? (esta no sé por qué me la pregunté)”. Me acerqué a ella y me dijo “Hola” y yo la eructé en toda la cara. Me caí con todo el equipo. La chica salió corriendo y yo parado en mitad del pasillo. Desde luego, lo mío es de psicólogo.
Cuando iba de vuelta a mi casa, me la encontré y volví a acercarme a ella. Si tuviese unos pañales, me habría cagado encima. Intenté hablar con ella y conseguí una cita.
El sábado por la noche tuve que ir a pedir caramelos con mi “querida hermanita”, que iba disfrazada de hadita. No le pegaba nada. Ella más bien debería haber ido de Frankenstein o de chica lobo y así podría ponerle una correa. Yo iba vestido de momia, y no era un disfraz, sino que cuando iba por la calle, unos matones me encontraron y me envolvieron en papel higiénico. Fue una noche mala.
Al día siguiente tenía mi cita con el bellezón. Llegué con antelación a su casa y sus padres me dijeron que esperara en el portal. Cuando me abrió su madre, descubrí algo que me daba más miedo que hablar con las chicas. No sé si estaba así porque fuese Halloween, pero es que, tenía una cara de... es como si se hubiese sentado en un cactus durante quince horas seguidas. No entendí cómo de algo tan horroroso podía haber salido una chica tan guapa. Miré hacia abajo para evitar mirarla a la cara y entonces vi que se acercaban unos tacones negros, fui levantando poco a poco la cabeza y vi un vestido azul precioso, un cuello perfecto y una cara con un... aparato, más bien, armatoste de metal, en la boca. Ahora tengo miedo de los aparatos de los años 70 en la boca. Creo que además tenía un pitufo encajado en el aparato.
Llegamos a un restaurante y pedimos mesa. Cuando pedimos la comida ella se sacó los restos del pitufo con el tenedor y se le quedó el tenedor atascado en el aparato. La cena fue un desastre.
Después dimos un paseo y llegamos al puente donde conocí a mi primer amor. Y entonces otra vez la frasecita: “Ha sido la tarde más maravillosa de mi vida.” Y entonces me fue a besar (otro miedo, besar a las chicas), pero yo la paré. Y en ese momento dije la mayor chorrada de toda mi vida: “Para besarte con el aparato, no me tengo que poner la antitetánica ¿verdad?”
Me soltó un bofetón en la cara tan fuerte, que me hizo la cirugía estética gratis. Creo que ni mi madre me reconocería después de aquello. Y ella se fue tan campante.
Lo curioso de mi miedo inicial, es que si lo supero, me encuentro otros tres miedos peores. ¿Raro, verdad?
Firmado:
Un tío completamente desfigurado por un bofetón.