Bienvenidos al Rincón de la Pluma

Queridos lectores:
Bienvenidos al rincón de la pluma, en el que yo (Julio San Román) colgaré mis historias y fantasías de vez en cuando.
Espero que disfrutéis de mis escritos.
Atentamente,
Persépolis

domingo, 8 de julio de 2012


Amanecer, con el culo al aire.
Domingo, 21 de noviembre.
¡Hola completo desconocido!:

Te llamo así porque no sé a quién mandaré esta carta, en la que cuento lo que me pasó el otro día.
Pues verás, estaba yo paseando por el parque con mi perrita Barbie. Al llegar al puente del parque por el cual hay un riachuelo pasando por debajo, un gato pelirrojo y gordo nos salió al paso, y eso es muy raro, ya que los gatos no suelen pasar por los puentes porque tienen miedo al agua.

En fin, que Barbie salió corriendo detrás del gato y claro, si se me escapaba, mi “querida hermanita” me mataría.
Yo empecé a correr detrás de Barbie, y cuando la alcancé vi que estaba en los brazos de la chica más sexi que había visto en mi vida.
Me preguntó si aquella “linda” perrita era mía. Yo contesté que sí y entonces... surgió el amor, por lo menos para mí.
Ella se llamaba Rose, era alta, pero no más que yo, su pelo era rubio como el sol, sus ojos azules como el océano, sus labios estaban pintados de un rojo carmín y su nariz era perfecta, aunque... no es que me vaya fijando en la nariz de todas las chicas. Luego, del cuerpo... tenía buenas proporciones, todo hay que decirlo. También me fijé en que llevaba ropa elegante y cara.
Me dijo que era atleta, nadadora, para ser exactos, y que se preparaba para los juegos olímpicos juveniles (no me preguntéis si existe, porque no lo sé) del 2012. Le gustaba leer, correr, era rica y nadaba mucho, aunque eso ya lo habréis averiguado. También amaba la naturaleza y en ese momento pensé: “A ésta la tengo que echar el lazo”
Dimos un largo paseo por el parque, seguidos por Barbie y cuando llegamos a su casa, quiero decir, mansión de lujo, me dijo: “Esta tarde ha sido maravillosa.”
Y cuando me iba a ir, apareció un tío grandote y cachas en una moto con una chaqueta de cuero negro, como sus pantalones, unas gafas de sol, aunque estaba atardeciendo, y el pelo de punta. Se acercó a ella y la dijo: “Hola, muñeca.” La agarró por la cintura y la pegó un morreo que flipas y se fueron en la moto, dejándome a mí solo en el portal de la mansión.
¿Qué había sido de  “esta tarde ha sido maravillosa”? Tras un largo razonamiento, no era mi tipo. Tengo que dejar de embobarme con el culo de la primera adolescente que pase a mi lado.
Me despido:
Alguien al que le acaban de romper su tierno corazoncito.
P.D: Si alguna chica está interesada en mí, llamad al 444 555 666.







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